¿Puede una vocación científica en Siberia trascender en la ciencia en México?, según el caos: sí

Historias de vida

Lunes, Junio 18, 2018

Por su trabajo sobre la física del caos, Felix Izrailev es uno de los científicos de la BUAP más destacados a nivel nacional

Incursionó en el estudio del caos hace 50 años. Entonces había de diez a veinte personas en este campo en todo el mundo. Primero en el caos clásico, después en el cuántico. En todo este tiempo, Felix Izrailev, nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, ha publicado más de 240 artículos científicos de alto impacto. Hoy, su área es motivo de gran interés entre la comunidad internacional de investigadores, por sus múltiples aplicaciones que trascienden la física. Saltan incluso a disciplinas como la medicina y la economía.

Su nieta Nika encontró la mejor definición de caos: “Es cuando la profesora sale del salón”, recordó Felix Izrailev, al describir lo que por alrededor de 50 años ha sido su objeto de estudio. Para el científico de origen siberiano, el caos es algo tan cotidiano como el movimiento de un balón durante un partido de fútbol, o la hora pico en el centro de Puebla. ¿Cuándo aparece? Si se manifiesta, ¿cómo explicarlo? Son las preguntas más importantes que hay que responder.

Por sus aportaciones a la física teórica en México, el investigador del Instituto de Física “Ingeniero Luis Rivera Terrazas” de la BUAP fue galardonado con la medalla Marcos Moshinsky 2017, un hecho que aunque celebra, no ha trascendido en su vida, pues “los premios no deben tomarse tan en serio”. Este reconocimiento es otorgado por la UNAM desde 1993 para distinguir a los científicos del país por sus contribuciones “fascinantes en las ciencias físicas, relacionadas con la estructura de la materia y las leyes fundamentales del Universo”.

En entrevista, Felix Izrailev, quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, en el nivel más alto, el III, confesó que su decisión de trabajar en Puebla tuvo igual caos que sus múltiples proyectos de investigación. Sucedió hace 20 años, en un congreso académico en Italia. ¿Porqué no?, se preguntó, y desde esa fecha ha mantenido su gusto por el clima de la región, la BUAP y su trabajo como docente e investigador.

-Para muchos el caos genera sentimientos negativos, incluso temor, ¿por qué decidió estudiarlo?

 -Yo tengo una buena definición de caos. Me la dio mi nieta, cuando ella tenía doce años de edad. Tras intentar explicarle, le pregunté qué era el caos: “caos es cuando la profesora sale del salón”, me respondió.

 -¿Cómo supo que este sería su campo de investigación?

-El estudiante de física no entiende física antes de su trabajo. No puede discernir entre temas sin antes hacer investigación. Primero, hay que comenzar con su trabajo y después puede ver si le gusta cierto campo o no.

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Para los físicos, el mundo no tiene un rumbo completamente fijo, con patrones preestablecidos e inmutables, sino que se comporta a veces de forma caótica por circunstancias inciertas. Con el transcurso del tiempo, pueden ocurrir variaciones o alteraciones que, aunque muy pequeñas, podrían provocar comportamientos totalmente diferentes, incluso impredecibles.

Bajo esta lógica, el clima, la hora pico en el centro de Puebla y los movimientos de un balón durante un partido, son sistemas caóticos. Es decir, se pueden conocer sus ecuaciones y condiciones iniciales -cuando aparece la primera nube, el reloj marca las 15:00 horas en punto, o se da el silbatazo inicial-, sin embargo, la más mínima variación podría ocasionar una evolución radical en su comportamiento.

El caos es pues más cotidiano de lo que se cree. Por sus aplicaciones, hoy hay un gran número de científicos dedicados a su estudio. ¿Cuándo aparece? ¿Cuáles son sus propiedades? Son las dos preguntas que Felix Izrailev considera las más importantes para los investigadores del caos, tanto para los sistemas clásicos, como los cuánticos, que son más complejos, aunque con muchas relaciones con los primeros ¿Cuál es la relación entre el caos clásico y el caos cuántico? Es una pregunta que debe responderse.

-¿Cómo ha cambiado su percepción sobre la vida, debido a su conocimiento del caos?

- La física es como un juego, hay problemas interesantes. Hacer física es tener interés de trabajar.

-¿Cómo decidió venir a trabajar a México, a la BUAP?

-También fue caótico. En un congreso académico en Italia, me invitaron y me pregunté '¿porqué no?'. Después encontré que es un buen lugar y decidí continuar aquí con mi trabajo.

-¿Cuántos años de edad tenía en ese entonces?

- Uy, hay que usar aritmética.

-¿Cómo se siente en México?

- Me gusta mucho la BUAP, el clima, los apoyos de la Universidad y del Conacyt, que son muy importantes. También la posibilidad de hablar con otras personas del mundo, para lo que hay que ir a congresos: en física, como en cualquier otra ciencia, no se puede trabajar solo. Yo encontré que estos apoyos son más importantes que los otorgados en Rusia. Un salario allá para un doctor con experiencia de 40 años es equivalente a 10 mil pesos mexicanos. La pensión es de 4 mil, después de 30 años de trabajo en un instituto. Se podrá imaginar entonces la situación científica de Rusia.

- ¿Extraña su país?

- Sí y no. Depende. Antes que en México, trabajé tres años en Italia. Así también en Australia y Estados Unidos, por lo que me he acostumbrado a estar fuera de mi país. El tema de los amigos no es igual a hace treinta años. Uno tiene computadora, Skype y puedo hablar diariamente con ellos.  

Lo trajo el frío siberiano

Felix Izrailev cuenta con más de 20 años de trabajo en la BUAP. Sus intereses científicos giran en torno a la dinámica no lineal, el caos dinámico tanto en mecánica clásica como en cuántica, sistemas complejos (fluctuaciones mesoscópicas, localización, tunelización caótica y dispersión caótica), matrices aleatorias y teoría estadística de sistemas finitos de partículas interactuantes.

Obtuvo el grado de doctor en Física Teórica y Matemática por el Budker Institute of Nuclear Physics, y de la Maestría en Física por la Novosibirsk State University, ambas instituciones en Rusia.

-¿Por qué decidió ser estudiante de ciencias?

-Porque no sé hacer nada, aparte de la física.... Bueno, tomar fotografías, y ya. En 2005 presenté una colección de fotos en el centro de Puebla.

-En su opinión, ¿cuál es la importancia de la investigación científica para el desarrollo de un país?

-Es muy importante. Los apoyos del gobierno a la ciencia, la educación y la medicina son el futuro.

 -¿Y la importancia de una universidad pública, como la BUAP, en este proceso de desarrollo?

 -Tuve diez estudiantes para doctorarse en las áreas de caos clásico y cuántico. Tienen experiencia en métodos, es decir, de estudiar cualquier sistema, ya sea en medicina, economía o cualquier parte de la física. Si el estudiante tiene conocimiento de métodos, puede trabajar en cualquier lugar, incluso en bancos. Tuve un estudiante que actualmente trabaja en Generals & Motors. Gente que egresa de la Licenciatura en Física y encuentra trabajos de cualquier área en varias empresas porque tienen métodos matemáticos.

 -Usted que ha tenido oportunidad de trabajar en muchos países y ya conoce a México ¿cuál es el futuro al que debería aspirar este país?

 - Me parece que la esperanza de México para el futuro es buena. Hay apoyo para educación, medicina y ciencia. En comparación con Rusia, si se pregunta sobre el tema, allá a nadie le importa. Cuando llegué a Puebla, yo pregunté en un taxi si considera valioso apoyar la ciencia. El taxista me dijo que sí, que sí hay que apoyar. En Rusia muchos piensan lo contrario. Es fundamental que la gente entienda que hay que apoyar ciencia, medicina y educación.

-En términos generales, ¿Cómo se siente con el resultado alcanzado hasta ahora en su trabajo?

- Más o menos, no hay mucho tiempo para hacer lo que quiero.

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