En la BUAP investigan fósiles de plantas de más de 15 millones de años

Investigación

Investigador de la Escuela de Biología estudia la reconstrucción del ambiente de la zona de Panotla, Tlaxcala, donde –plantea- existió una selva tropical

BUAP. 4 de marzo de 2016.- Hace millones de años existió una selva tropical en la zona central de México, la cual desapareció debido al nacimiento del Eje Neovolcánico, según plantea Carlos Castañeda Posadas, profesor investigador de la Escuela de Biología de la BUAP, quien realiza un trabajo sobre la reconstrucción del ambiente de la zona de Panotla, Tlaxcala, por medio del estudio de los fósiles de plantas y madera hallados en el lugar.

A pesar de que en la región hoy predominan pastizales y bosques de pino encino, los ejemplares estudiados presentaron características propias de ambientes tropicales. El tipo de vegetación actual tiene entre 10 mil y 15 mil años de existencia, a diferencia de los fósiles encontrados que tienen alrededor de 15 millones de años.

“En ese entonces no existían los volcanes que actualmente conocemos como el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, El Pico de Orizaba, la Malintzin y todos los demás cerros que hoy en día podemos observar. Era una vegetación que se encontraba a menos de 900 metros sobre el nivel del mar; actualmente estamos a una altitud de 2 mil 200 metros, es decir más de mil 300 metros que se ha elevado está parte de México a lo largo el tiempo”, señaló.

Castañeda Posadas, maestro en Ciencias Biológicas por la UNAM, y miembro de la Sociedad Mexicana de Paleontología, aseguró que gracias al registro fósil de las plantas halladas, será posible establecer los cambios climáticos que se han generado en el centro del país, y así encontrar las evidencias para comprobar la hipótesis planteada.

“Este estudio consiste en analizar la anatomía de maderas permineralizadas, así como la morfología de hojas fósiles, para identificarlas y, posteriormente, por metodologías del pariente vivo más cercano o características morfo-anatómicas, establecer los parámetros ambientales a los que pertenecen”, agregó.

Este tipo de trabajos, consideró, respaldaría el trabajo de investigadores sobre el futuro del medio ambiente de estas regiones, para determinar de qué forma respondería la vegetación a los constantes cambios de las condiciones del planeta, causados por el calentamiento global, así como preguntarse qué pasaría si surge un nuevo volcán, qué consecuencias traería para los suelos y la agricultura si la zona centro se vuelve árida, entre otras cuestiones.

“También en el municipio de Tehuacán hemos encontrado fósiles que indican que existió una selva mediana, similar a las que hay en los alrededores de Acapulco o en Chamela, Jalisco, pero que debido a los cambios del clima y la actividad geológica de varios cientos de miles de años, se está convirtiendo en una zona árida”, aseveró.

El académico informó que hasta el momento han descubierto siete tipos de maderas y 24 especies de hojas, que sólo viven en ambientes tropicales y no soportan temperaturas frías para sobrevivir.

Castañeda Posadas dio a conocer que en el Laboratorio de Paleontología de la Escuela de Biología de la BUAP, a su cargo, estudian los fósiles de madera que son recolectados. “Primero los cortamos en pedazos pequeños, del tamaño del grosor de la piel de una cebolla, luego los pulimos y pegamos en placas de vidrio para desbastarlas con abrasivos”.

Posteriormente, las muestras son analizadas en un microscopio para conocer su afinidad taxonómica y por el principio de anatomía comparada se determina la especie de árbol al que pertenece, así como el tipo de ambiente en el que vivió.

En el caso de las hojas, dijo, “examinamos las huellas que dejan impregnadas en las rocas y estudiamos sus venaciones y su morfología foliar para identificar el tipo de planta, para lo cual acudimos a la bibliografía o a los herbarios para comparar las muestras con las colecciones de hojas, hasta encontrar la afinidad más cercana de la planta y hacer una extrapolación de los caracteres ambientales en los que existió”.

Precisó que hay plantas que no son fáciles de encontrar en algún otro lado, debido a que requieren de particularidades muy específicas, mismas de las zonas a las que pertenecen, como una determinada altitud, temperatura y humedad, hasta cierto tipo de suelo.

Con relación a la edad de los fósiles, ésta fue establecida a partir de una metodología conocida como fechamiento isotópico, que se realizó de las cenizas volcánicas obtenidas de la región de Panotla.

El experto aseguró que continuarán recorriendo la zona para obtener más fósiles que les permitan tener un mayor conocimiento de las especies que florecieron hace millones de años. De igual forma, entre los planes a futuro se encuentra llevar a cabo un estudio, por medio del polen, para conocer la forma en la que ha cambiado la vegetación de Tlaxcala a lo largo de los años.

Asimismo, en el Laboratorio de Paleontología realizan otros trabajos relacionados con el estudio de las hojas, flores y frutos incluidos en el ámbar, para lo cual se cuenta con la colaboración del Museo del Ámbar de Chiapas, Ex convento de la Merced y el Museo del Ámbar Lilia Mijangos, ambos de la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas .

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